Barritas de cereal

Mis reflexiones sobre el país no me dejan en paz. Tampoco el contexto ayuda mucho con el relajo conciente.
Entre el campo, los kirchneristas, las escuelas sin gas, D´Elia, los peronistas, el paco, las banderitas de radio 10 y las 20 tapas asesinas de Clarín no me da el tiempo para abordar nada.
Fui al kiosco con hambre, al menos ahí puedo elegir algo placentero a mis anchas, pero no.
Cormillot y los gordos de la tarde me rebotan en los tímpanos y me obligan a elegir una barrita de cereal para saciar al monstruo que tengo en el estómago y para no quedarme afuera del modelo de mujer que debo ser por exceso de adiposidad.
Primer bocado: ¡Qué asco!
Parece un bocado ya masticado por otra persona secado al sol, un bocado que incluye cáscaras de alguna fruta dulce, cereales duros y miel.
Si… parece masticado.
En este país todo viene masticado, todo viene procesado previamente.
Acaso no les alcanza con la información, los programas de televisión, los gobernantes, los datos, los partidos políticos, los diarios, las políticas de Estado y las opiniones como para que ahora también la comida venga masticada?
Aunque pienso que sino tengo que usar tiempo para masticar, porque ya viene masticado, va entrar más rápido en el organismo, hasta quizás tengo la suerte de que se me regularice el tránsito lento y sin comprar tanto yogurt…
Si entra más rápido, sale más rápido.
Si sale más rápido es poco el tiempo que se queda adentro y por lo tanto poco el tiempo que mi organismo usa para procesar…
Poco tiempo para procesar, exactamente, casi ni procesamos, total… todo viene masticado por otro o por otros…
¿Por quienes? ¡Qué asco! Me digo de nuevo.
¿Quiénes mastican mi comida antes que yo?
¿Quiénes mastican lo que me como antes de que me lo coma?
¡Dios libre! ¡Cuántas enfermedades me puedo pescar con esto!
Mas vale entonces que cada uno se haga su huerta no?
Digo, con tanta porquería que hay dando vueltas mejor prevenir…